De acuerdo con las autoridades, en la última semana se confirmaron solo 22 nuevos contagios, la mayoría en la provincia de Manabí.
Aunque los casos han bajado, las muertes aumentaron, con cuatro nuevos fallecimientos, elevando el total de esos últimos a 15 en lo que va del año.
De los que perdieron la vida, 10 eran niños menores de un año, el grupo más vulnerable ante la enfermedad.
En ese contexto, persiste el llamado a la vacunación de los menores de siete años, especialmente en zonas de mayor riesgo.
En total, en 2025 el país acumula 593 pacientes con esta enfermedad respiratoria y, de momento, las mascarillas son mandatorias en centros de enseñanza.
Paralelamente, Ecuador enfrenta una contingencia sanitaria debido a la presencia de fiebre amarilla, por lo que también impulsa una campaña de vacunación contra esa enfermedad y exige el certificado de vacunación a viajeros provenientes de Bolivia, Brasil, Colombia y Perú.
Si bien el ministro de Salud, Edgar Lama, descartó que el país atraviese alguna epidemia, aseveró que el Gobierno impulsa una serie de medidas articuladas para frenar los contagios, que son resultado de una situación epidemiológica regional unida a la corriente antivacunas que cada vez crece más en el mundo.
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