El ministro de Economía, Luis Caputo, hizo el anuncio desde la Casa Rosada, junto al vocero Manuel Adorni, de las medidas que habilitan el uso de dólares no declarados, y reiteraron que no se trata de un blanqueo sino de «un cambio de régimen».
Los cambios se basan en la concepción del presidente Javier Milei para quien los que escondieron los dólares debajo del colchón violando el fisco son héroes, y pueden ya depositarlos o transferirlos sin necesidad de dar explicaciones sobre su origen; no importa cómo los consiguieron, hace falta que los pongan a circular, reseñó en declaraciones estos días previos.
Según estima el ejecutivo, los argentinos tienen “bajo el colchón” de 200 mil millones a 400 mil millones de dólares, lo cual equivale a una porción del Producto Interno Bruto de 33 al 66 por ciento.
Para la comentarista Solange Rial, del periódico Ámbito Financiero, la circulación de los “dólares colchón”, sería una ayuda para el mercado financiero pues aportaría reservas, pero con un alcance limitado, señaló.
El ministro Caputo adujo que las personas ya no tendrán la preocupación o el temor de que si quieren hacer una transferencia o depósitos por altas sumas de divisas y el banco considera que la procedencia del dinero no está fundamentada, la entidad estaría obligada a efectuar un reporte de operación sospechosa ante las autoridades.
«Vas a poder usar los dólares tranquilamente y nadie le tendría que pedir explicaciones de nada. Usted puede usar los dólares sin dejar los dedos marcados», dijo el presidente Milei en entrevista al canal televisivo A24 previa al anuncio .
En la misma línea, el director del Banco Central, Federico Furiase, indicó que este esquema para canalizar los dólares no bancarizados hacia el circuito formal, será clave para la remonetización y sostener el crecimiento sin emisión de pesos y con superávit fiscal.
Analistas y personalidades alertan que las medidas permiten blanquear dinero incluso procedente de actividades ilícitas como el narcotráfico y otras, y estaría conduciendo a Argentina a convertirse en una “lavadora de divisas” y así en un paraíso fiscal.
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