El grupo desembarcó en el aeropuerto internacional Pinto Martins, en Fortaleza, capital del estado de Ceará (nordeste), donde fue recibido por equipos de atención humanizada coordinados por el Gobierno federal.
La operación se da en el marco de un esfuerzo intensificado desde febrero, en respuesta al endurecimiento de las normas migratorias impuesto por el presidente estadounidense, Donald Trump, que ha provocado un aumento significativo en el número de expulsiones.
De los recién llegados, tres personas tenían causas pendientes con la Justicia brasileña y fueron inmediatamente detenidas por la Policía Federal (PF).
El resto de los devueltos fue trasladado hacia sus ciudades de origen, con apoyo institucional. Brasil repatrió entre febrero y mayo a 783 ciudadanos en situación de vulnerabilidad en el exterior, la mayoría desde Estados Unidos.
Según el Departamento de Seguridad Interna del país norteño, más de 142 mil inmigrantes irregulares han sido expulsados desde enero, cuando Trump asumió la presidencia.
Un primer vuelo de este tipo en 2025 ocurrió el 24 de enero y generó controversia tras conocerse que los deportados llegaron esposados y denunciaron condiciones degradantes durante su traslado.
En respuesta, el Gobierno federal puso en marcha una fuerza-tarea interministerial para mejorar la recepción de estos ciudadanos.
Participan de la operación los ministerios de Justicia, Salud, Desarrollo y Asistencia Social, Defensa y Relaciones Exteriores, así como la PF y la Defensoría Pública de la Unión.
Además, colaboran activamente los gobiernos estaduales de Ceará y Minas Gerais, junto con las concesionarias Fraport Brasil y BH Airport, responsables por los aeropuertos que reciben los vuelos.
La atención a los repatriados incluye orientación jurídica, atención médica inicial, asistencia psicológica y apoyo para la reintegración social.
El objetivo es ofrecer un retorno digno y seguro, tras una experiencia muchas veces traumática en el extranjero.
La administración brasileña evalúa que el número de vuelos podría aumentar en las próximas semanas, a medida que se mantengan las actuales políticas migratorias en Estados Unidos.
Señalan que la prioridad es actuar con agilidad y respeto a los derechos humanos ante una situación que combina urgencia humanitaria y crisis migratoria.
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