Así lo expresó el mandatario durante un Consejo de Ministros, en el que se informó sobre la cesión de 570 mil hectáreas de terrenos a trabajadores rurales solo durante los primeros dos años y medio de la actual administración.
Al respecto, la ministra de Agricultura, Martha Carvajalino, detalló la situación actual de esa problemática en el país.
Comentó que el 65 por ciento de la tierra fértil está en manos del uno por ciento o menos de propietarios; un millón 800 mil familias tienen menos de una hectárea, mientras que el hato ganadero —que es de 30 millones de cabezas— está en 30 millones de hectáreas.
“Esto quiere decir que hay una vaca por cada hectárea. Esto dramatiza la informalidad rural”, planteó la funcionaria.
También denunció que el acaparamiento de tierra está en más de 10 millones de hectáreas, y a este flagelo lo agudizan el conflicto armado existente y el narcotráfico.
Por otra parte, explicó que, del potencial de 14 millones de hectáreas con vocación agrícola, solo se están aprovechando en producción cerca de cinco millones.
“Tenemos 11 millones de hectáreas de los mejores suelos cerca de la frontera agrícola, de las cuales solo cuatro millones están en plena producción”, lamentó.
Carvajalino reveló que en la costa Caribe y en la región del Magdalena Medio está el mayor nivel de concentración de la tierra, por asuntos asociados al poder paramilitar, el acaparamiento y la no aplicación de las leyes por falta de voluntad política de administraciones anteriores.
También señaló que durante este Gobierno se adquirieron 377 mil hectáreas para la reforma agraria, más de 20 veces el tamaño de Bogotá. De ellas, 78 mil hectáreas fueron compradas a la Sociedad de Activos Especiales y otras 16 mil hectáreas fueron expropiadas.
Dio la razón al presidente, quien asegura que para avanzar aún más en el tema y llegar al menos a un millón 500 mil hectáreas entregadas al campesinado en el próximo año y medio se necesita una legislación agraria más ambiciosa y eficaz.
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