Durante una ceremonia celebrada en el museo que ostenta el nombre de Mir, varios oradores destacaron los méritos de uno de los grandes intelectuales de este país, hijo de un mecánico industrial cubano establecido en San Pedro de Macorís y de madre puertorriqueña.
Tras las palabras de bienvenida, Julio César Marmolejos, director de Servicios Bibliográficos de la Biblioteca Pedro Mir, hizo un recuento sobre la vida y trayectoria del Poeta Nacional, quien escribió en La Habana, en 1949, su primera obra poética recogida en un volumen y a la vez una pieza maestra: “Hay un país en el mundo”, un canto a su patria.
Marmolejos lo recordó como uno de los más grandes intelectuales no solo de Quisqueya y afirmó que además de ser abogado, poeta e historiador, Mir se destacó por su compromiso social y político.
De su lado, la doctora Luisa Navarro, exdirectora de la Escuela de Historia y Antropología, habló sobre la vida universitaria de Mir, quien fue su profesor, y lo definió como el padre de la estética.
El pueblo amaba la belleza de sus versos, en los que se veía reflejado, y los estudiosos lo identificaron como el primer poeta de masas en la historia dominicana.
En 1959 regresó a Cuba tras el triunfo de la Revolución y allí contrajo matrimonio con Carmen Mesejo García, con quien tuvo a sus hijos Celeste, Geraldine y Carlos Pedro José.
Allí escribió parte de su rica obra creativa y regresó a Quisqueya en abril de 1963, donde retomó la abogacía.
Tuvo que partir otra vez al extranjero tras el derrocamiento del entonces presidente Juan Bosch por un golpe de Estado militar. Viajó a Francia, Unión Soviética, España y de nuevo a Cuba.
Entre sus obras poéticas se encuentran “Seis momentos de esperanza”, “Contracanto a Walt Whitman”, “Poemas de buen amor y a veces de fantasía”, “Amén de mariposas”, “Viaje a la muchedumbre”, “El huracán Neruda” y “Elegía con una canción desesperada”.
Cuando retornó a Santo Domingo de manera definitiva fue nombrado profesor de estética de la Universidad Autónoma, centro donde se dedicó a la investigación histórica y artística, al ensayo y al periodismo literario.
Durante su existencia, Mir recibió el Premio Nacional de Historia, el Premio Anual de Poesía, y en 1984 el Congreso Nacional dominicano lo declaró Poeta Nacional, al considerar el conjunto de su obra.
El gobierno dominicano le concedió varias condecoraciones, en vida y de manera póstuma. En 1993, la Orden del Mérito de Duarte, Sánchez y Mella en el grado de Oficial; en 1997, la misma Orden, pero en el grado de Comendador.
En 2021, la presidencia le otorgó, de manera póstuma, la Orden Heráldica de Cristóbal Colón en el Grado de Gran Oficial.
Pedro Mir falleció el 11 de julio de 2000, cuando tenía 87 años.
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