En el pintoresco San Pedro Las Huertas, cercano a la ciudad colonial, los organizadores buscan además impulsar la identidad y tradiciones locales, el turismo comunitario y apoyar a los comerciantes.

“El tayuyo es un tamal de maíz y frijol colorado, cocinado con manteca de marrano (cerdo) y envuelto en hoja de milpa, que acompaña al pepián en nuestras celebraciones”, explicó la maestra cocinera Cecelia Hernández.

La chicha es una bebida artesanal hecha con jocote (ciruela), maíz fermentado, panela y cordoncillo (especie de pimienta), aclaró, por otra parte, el emprendedor Mario Dionisio García, citado por el medio de prensa Proceso.

Los visitantes, según el programa, también podrán degustar gallo en chicha, piloyada, estofado de tres carnes, chiles rellenos, chuchitos, enchiladas, dulcería típica y más, aparte de adquirir la siempre sugerente artesanía antigüeña.

En cada jornada destacan los talleres de elaboración de tayuyo y chicha, de pintura, cerámica y bisutería, actividades para los niños, obras de teatro, entre otras.

El evento incluye visitas a lugares emblemáticos como el templo católico de 1672, las capillas poza, la pila pública de 34 lavaderos, los 16 llenacántaros y el histórico árbol de esquisúchil vinculado al Santo Hermano Pedro.

A este, refieren documentos de la localidad, se le atribuyen propiedades curativas, por lo que algunos vecinos recogen las flores blancas con aroma para disecarlas y venderlas o para consumo personal.

En su primera edición, por conservar y compartir el patrimonio cultural, el festival atrajo a más de tres 500 visitantes y este 2025 prevén una mayor afluencia.

“Con estos eventos descentralizamos el turismo de la ciudad colonial y promovemos los destinos alternativos”, argumentó el presidente de la Comisión del sector de los viajes en San Pedro Las Huertas, Roberto García.

En el año 2007 los reyes de España visitaron el municipio, por lo cual las autoridades montaron una exposición especial para mostrar diferentes artículos, entre ellos los muebles de alta calidad elaborados por los lugareños.

Desde este punto se admiran bellos atardeceres, en donde sobresalen los volcanes de Agua (inactivo), de Fuego (el más vivo de Centroamérica) y Acatenango (con las mejores vistas de su vecino).

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