Bajo el lema «Jóvenes y Brics: Fortaleciendo la cooperación del Sur Global para una gobernanza más inclusiva y sostenible», la cita, que reúne a jóvenes delegados de Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica y los nuevos países miembros del bloque —incluyendo a Cuba como asociado-, resulta un hervidero de ideas, proyectos y reclamos.
Con determinación y claridad, Rachel Domínguez, representante del Comité Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba, declaró a Prensa Latina que en la tribuna de esta oncena edición del evento del Brics se dejará constancia del drama que atraviesan los jóvenes cubanos bajo el asedio económico más prolongado de la historia contemporánea.

«Venimos a hablar con la frente en alto, no solo de nuestros sueños, sino de los obstáculos criminales que los cercan. El bloqueo de Estados Unidos —dijo Domínguez— no es solo un injusto castigo, es una agresión diaria contra nuestros derechos como jóvenes: estudiar, investigar, crear, emprender, vivir con dignidad», refirió.
En los márgenes del plenario, se multiplican las conversaciones con jóvenes interesados en conocer más sobre cómo se vive, resiste y crea en una isla sitiada.
Más allá de la denuncia, la delegación cubana lleva consigo un mensaje propositivo. «No venimos solo a exigir justicia, sino también a construir alianzas», señaló Domínguez.
La juventud del Brics, aseguró, puede convertirse en un actor decisivo del nuevo orden multipolar que se gesta desde el Sur.
En ese clima vibrante, resonó el discurso inaugural de Márcio Macedo, ministro jefe de la Secretaría de la Presidencia de Brasil, quien planteó con dureza el contexto actual: «Vivimos un mundo marcado por guerras crecientes, por el avance del fascismo, y por el retroceso de los valores universales del hombre».
Macedo no eludió las responsabilidades. «Los países del Brics deben hacer más que diagnosticar. Debemos construir, con los jóvenes, políticas públicas que los sitúen como protagonistas del desarrollo. No hay futuro sin ellos», subrayó.
La participación cubana, aunque simbólicamente nueva en el ámbito de juventud del Brics, tiene peso histórico. Representa la continuidad de una diplomacia que, desde la trinchera del Sur, aboga por el multilateralismo, la soberanía de los pueblos y la justicia social.
«Somos hijos del bloqueo, pero también del internacionalismo. Nos intentaron aislar, y aquí estamos, con el Brics, con América Latina, con África, con Asia. No nos van a callar», subrayó Domínguez. La voz cubana suena. Joven, firme y sin permiso para rendirse.
jha/ocs





