Con la serie empatada 2-2, la ciudad amaneció bañada en azul y esperanza. Los estandartes ondean más alto, las camisetas alegóricas inundan calles y negocios, y en cada esquina se habla de una remontada que ya se cuenta entre las grandes epopeyas del equipo más ganador de la fase regular. El Paycom Center, donde los Thunder son casi invencibles, ya se prepara para un quinto juego el lunes que promete ser histórico.
Pero antes de mirar adelante, hay que regresar a ayer por la noche. En Indianápolis, los Thunder resistieron el vendaval y cambiaron el rumbo con un último cuarto heroico. Shai Gilgeous-Alexander, ese hombre de hielo que parece no inmutarse jamás, se encendió cuando más se necesitaba: 15 de sus 35 puntos llegaron en los últimos 12 minutos, para devolverle el pulso al equipo y a toda la ciudad.
Jalen Williams, con 27 unidades, fue el escudero ideal; y Alex Caruso (20) respondió al llamado con una defensa feroz. Chet Holmgren añadió 14 puntos y 15 rebotes, mientras que Kenrich Williams y Lu Dort aportaron energía y sacrificio. Lo hicieron, además, sin brillo desde el perímetro (apenas tres triples en todo el partido) y sin una sola asistencia de su estrella, Gilgeous-Alexander, algo inédito esta campaña.
“Fue pura voluntad competitiva”, resumió el entrenador Mark Daigneault. “Mostramos una determinación tremenda. Esta noche Shai nos recordó por qué es el MVP, y todos lo siguieron”.
Los Pacers, que dominaron gran parte del partido y llegaron a tener ventaja de 10 puntos en la segunda mitad, vieron desvanecerse su esfuerzo ante el empuje final de Oklahoma. Pascal Siakam (20), Tyrese Haliburton (18) y Obi Toppin (17) destacaron por Indiana, que ahora deberá buscar la hazaña en una plaza casi inexpugnable.
El lunes se disputará el quinto partido en Oklahoma. El sexto será el jueves en Indiana. Y si hace falta, el séptimo y decisivo, el domingo, también será en suelo del Trueno. La serie por el anillo se ha convertido en una guerra a tres batallas, con Oklahoma más vivo que nunca.
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