Más allá de su herencia art nouveau y de sus resistencias multiculturales, Bruselas se dispone a una renovación con este encuentro de manifestaciones artísticas, aprovechando la temporada estival para multiplicar los eventos al aire libre con los que dinamizar el ocio local y el turismo foráneo.
Este verano Bruselas recibirá a algunas estrellas, como Jean-Michel Jarre, el 1 de julio, o a la banda alemana Kraftwerk, el 14 de agosto.
Según el responsable de diversidad, vida nocturna y actividades deportivas de VisitBrussels, Frederick Boutry, la música es una fuerza aglutinadora.
Estamos aprovechando ese empuje cultural para actualizar la cara de la ciudad y dar una nueva vida a las muchas zonas verdes que tenemos. No hace falta ser un gran conocedor de la música para disfrutarla, señaló Boutry.
Basta con dejarse llevar por la curiosidad, comentó el portavoz de la oficina de turismo.
Otro de los eventos es el festival Horst, el cual se celebra a 10 kilómetros al norte de esta capital en una antigua base militar con un paisaje distópico.
En medio de esta vorágine cultural, no solo sube el turismo, sino que en la última década se ha producido también una creciente oleada de creadores y artistas, explicó uno de los cuatro fundadores del festival Horst Jochem Daelman.
Vivir en Bruselas es tres veces más barato que en Berlín, Ámsterdam o París; hasta hace poco muchos nos visitaban y pasaban de largo; la comunidad creativa de aquí no era muy grande y, con la mezcla idiomática del flamenco y el francés, tampoco demasiado accesible, agregó; pero por iniciativas culturales locales pequeñas se suma ahora todo este flujo internacional, precisó.
Daelman añadió a lo anterior el creciente el apoyo político y la voluntad de recuperar algunos espacios.
Para tener una idea, el futuro Kanal Centre Pompidou, un ambicioso centro de arte contemporáneo franquicia del parisino que abrirá a finales de 2026, se asienta en la antigua fábrica de Citroën.
El bosque animado del festival Horst está poblado por obras de arte, como las enormes ratas doradas inflables de Esben Weile Kjær.
Horst Arts and Music, organizado por el colectivo Onkruid, ejerce como uno de los grandes dinamizadores de la escena de vanguardia, y más que un festival, es una experiencia inmersiva en la cual la electrónica, el arte y la arquitectura conviven en un entorno único a 20 minutos en tren desde el centro de Bruselas.
El Asiat Park, antigua base militar dedicada a las telecomunicaciones, se convierte en un imaginario pueblito raver (frenético, acelerado) durante tres días, y los responsables de Horst negociaron con las autoridades locales trasladar el festival allí y recuperar el inmenso recinto, con un contrato permitido hasta 2031, comentó el organizador.
Nuestro objetivo es insuflarle una nueva vida respetando el entorno, añadió.
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