Esos pertrechos son “importados” bajo declaración con supuestos nombres de repuestos para teléfonos celulares, refrigeradoras, chatarra, tornillos o arandelas, añadió esa institución al Diario Extra.
Las partes son ensambladas en armas sin números de serie cuando llegan al país, lo que dificulta enormemente detectar su existencia, mientras su obtención es mucho más económica para los grupos delictivos que adquirir e importar a elevados precios armas completas como el fusil AR-15.
Esta práctica permite a las organizaciones criminales construir arsenales a menor costo y con difícil rastreo, lo cual representa un desafío significativo para los cuerpos policiales, comentó el director del OIJ, Randall Zúñiga.
La autoridad reveló el citado método utilizado por grupos criminales para introducir armamento ilegal, en medio del escándalo por la captura el 12 de junio de 56 armas de fuego, entre pistolas y fusiles de grueso calibre en una bodega en la localidad de La Guácima de la norteña provincia de Alajuela.
El Diario Extra recordó que, aunque la legislación ya contempla penas para la importación de piezas de armas no declaradas, “el principal obstáculo radica en la necesidad de mejorar la capacitación de los trabajadores de Hacienda”.
Ellos –apunta la publicación- son los encargados de revisar los productos que ingresan al país y deben discriminar qué partes corresponden a armas de fuego y cuáles son genuinamente accesorios de celulares, repuestos de electrodomésticos, o simples tornillos.
Las armas localizadas en el referido depósito de Alajuela fueron capturadas junto a “una cantidad importante” de drogas, explicó entonces el subdirector del OIJ, Michael Soto.
El ejecutivo explicó que el caso se remonta a febrero, cuando ocurrió el presunto secuestro de un ciudadano en la ciudad alajaluense de Moravia en una vivienda donde los agentes encontraron casi una tonelada de marihuana, lo cual condujo a un tráfico mayor de estupefacientes
La localización del secuestrado junto a la yerba despertó sospechas del OIJ que condujeron a su detención en el vehículo en el que viajaba con otros 250 paquetes de la misma sustancia y al posterior hallazgo en una bodega de La Gúacima de más drogas y el citado alijo de armas.
Soto comentó en aquel momento que la cantidad de pertrechos bélicos decomisados allí “es suficiente para armar un miniejército, una cantidad muy significativa que estarían en manos de la delincuencia y podrían causar algún daños”.
Autoridades costarricenses asocian al narcotráfico la creciente proliferación de estos pertrechos militares con el consiguiente aumento de los homicidios en el país, cuya cifra es de unos 400 en lo que va de año.
lam/apb