En declaraciones al canal televisivo GloboNews, el veterano diplomático afirmó que ya no se trata de un conflicto limitado a la Franja de Gaza o Palestina, sino de una guerra total en el Oriente Medio que amenaza con expandirse al resto del mundo.

Precisó que el ataque lanzado por Estados Unidos el sábado contra instalaciones nucleares iraníes marca un punto de inflexión de proporciones globales.

Es inevitable que otros países se vean arrastrados. Estamos en el umbral de una nueva guerra mundial, vaticinó.

Amorim fue aún más contundente al referirse a la ilegalidad del bombardeo.

«No existe la autodefensa preventiva en la Carta de Naciones Unidas. Ese argumento sienta un precedente extremadamente peligroso», alertó, acusando a Washington de dinamitar el sistema internacional creado tras la Segunda Guerra Mundial.

El orden internacional fue desmantelado, lamentó el asesor y señaló que «todo lo que Estados Unidos promovió al término del conflicto mundial para regular las relaciones entre naciones está siendo demolido por su propia mano».

También, señaló que la escalada en Oriente Medio ofrece a Rusia una oportunidad para actuar con mayor fuerza en la guerra de Ucrania. «Este conflicto da a Moscú la ocasión de abrir otro frente con más ímpetu», sostuvo.

En paralelo, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil condenó, en nota oficial publicada el domingo, los recientes ataques de Israel y Estados Unidos como una «violación de la soberanía iraní» y del derecho internacional.

La Cancillería expresó profunda preocupación por los riesgos de contaminación radioactiva y desastres ambientales de gran escala, subrayando que la posición histórica del gigante sudamericano es que la energía nuclear solo debe tener fines pacíficos.

«El Gobierno brasileño rechaza con firmeza cualquier forma de proliferación nuclear, especialmente en regiones de alta inestabilidad geopolítica como el Oriente Medio», concluyó el mensaje.

A pesar del consenso internacional en defensa del multilateralismo, el expresidente Jair Bolsonaro asume una postura sorprendente: apoya las acciones bélicas estadounidenses contra Irán, a contracorriente de la diplomacia brasileña.

Bolsonaro, quien se encuentra en el centro de múltiples investigaciones judiciales, reiteró su respaldo a Israel y a las decisiones militares de Washington, desoyendo las advertencias sobre los riesgos globales que implican esas intervenciones.

Su posición resulta duramente criticada por analistas y diplomáticos, que la consideran irresponsable e incoherente con la tradición pacifista y legalista de Brasil en la arena internacional.

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