La Policía Federal (PF) solicitó la moratoria el día 3. En su decisión, De Moraes consideró la necesidad de continuar las pesquisas y la diligencia debida aún pendiente.
El juez abrió la indagación el 26 de mayo a solicitud de la Fiscalía General.
Según el fiscal general Paulo Gonet, el descendiente de Bolsonaro podría haber cometido los delitos de coacción, obstrucción a la investigación y abolición violenta del Estado de Derecho.
Para Gonet, el legislador estaría actuando desde el país del norte para influir indebidamente en decisiones del Supremo, especialmente en los casos que involucran a su padre.
También De Moraes ordenó a la PF monitorear y preservar el contenido publicado por el diputado en redes sociales relacionado con los posibles delitos.
Eduardo Bolsonaro anunció el 18 de marzo que tomaría una licencia de su mandato y permanecería en Estados Unidos para «buscar un castigo justo» para De Moraes.
Cuando anunció apartarse, afirmó que el magistrado estaba utilizando su cargo como un instrumento de «chantaje y coacción» y su intención era luchar por justicia para los involucrados en los actos antidemocráticos del 8 de enero de 2023 cuando se intentó una sublevación tras la victoria electoral del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
De manera pública y reiterada, Eduardo Bolsonaro recalcó que «solo volverá a Brasil cuando el ministro Alexandre de Moraes sea sancionado por Estados Unidos».
La declaración fue respaldada por reuniones con legisladores estadounidenses como el senador Marco Rubio, secretario de Estado, y el representante Cory Mills.
El objetivo declarado del viaje del parlamentario licenciado es promover sanciones contra De Moraes, a quien acusa de violaciones a la libertad de expresión y de actuar de manera autoritaria desde el Supremo.
Rubio confirmó que su Gobierno evalúa imponer correctivos contra el ministro del STF, basándose en la Ley Global Magnitsky, legislación que permite al Ejecutivo norteamericano congelar bienes, bloquear activos y negar visas a personas acusadas de violaciones graves a los derechos humanos o corrupción significativa.
Tal declaración fue celebrada por Eduardo Bolsonaro en redes sociales.
El lunes, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, defendió a Bolsonaro padre en plataformas digitales.
Afirmó que Brasil está cometiendo un «acto horrible» en su trato al exmandatario ultraderechista, acusado de golpista y quien presuntamente está siendo perseguido.
El diputado hijo aplaudió la aseveración de Trump y afirmó que «esta no será la única noticia que llegará de Estados Unidos».
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