Los análisis sobre este estudio sugieren que el lunes, percibido por años como una transición del descanso a las labores, actúa como un marcador social generador de una respuesta física, sin importar si hay trabajo o no, representando la ansiedad del inicio de semana y el aumento del estrés.

Esta investigación, reportada por el medio Newsweek, se basó en datos del Estudio Longitudinal Inglés sobre el Envejecimiento, que analizó a más de tres mil 500 adultos mayores.

Los científicos hallaron que quienes manifestaron ansiedad un lunes mostraron niveles de cortisol —la hormona del estrés— un 23 por ciento más altos.

Esta producción continuada de cortisol, con el tiempo, se relaciona con enfermedades cardíacas, alteraciones metabólicas y debilitamiento del sistema inmunológico.

De acuerdo con el estudio, el principal responsable de esta respuesta es el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal, que cuando se activa repetidamente produce desajustes.

Tal reacción podría ser el resultado de años de rutina laboral y reinicios demandantes principalmente los lunes, lo cual queda grabado en las personas aún cuando ya no tengan que trabajar porque ya están acogidos a la jubilación.

Es la primera vez que se aísla este día como un factor independiente de estrés biológico, según el reporte.

mem/dla