Durante la habitual conferencia de prensa semanal, el mandatario recordó que ese acuerdo, suscrito en 1997, fue renovado por 25 años más, sin contar con el refrendo del Contralor, por eso se exige su nulidad.
Mulino también se refirió al proceso de venta de la empresa madre de Panama Ports, el conglomerado CK Hutchison, con sede en Hong Kong.
La compra venta involucra a 41 terminales portuarias por el mundo, incluidas en proceso aparte las de Balboa (Pacífico) y Cristóbal Pacífico) , por parte de CK Hutchinson.
En ese sentido, el jefe de Estado adelantó que Panamá adoptará una política de puertos para hacer valer una “estrategia marítima y logística coherente” en todos los servicios que ofrece el país.
La víspera, el Contracolor de la República, Anel Flores, presentó ante la Corte Suprema de Justicia una demanda de inconstitucionalidad y nulidad contra el contrato entre el Estado y PPC.
Flores rechazó publicaciones donde se habla de transacciones sobre los puertos que opera la compañía subsidiaria del conglomerado chino y son negocios multimillonarios que no incluyen a Panamá, los verdaderos dueños de esas terminales.
Al respecto, el Procurador de la Nación, Luis Gómez indicó, por su parte, que tras una auditoría realizada en febrero pasado por la Contraloría se realiza una investigación a esa empresa por parte de la fiscalía anticorrupción.
El 27de julio venció el plazo para que la empresa china vendiera sus operaciones y concesiones portuarias valorada en unos 23 mil millones de dólares, aunque es posible que se extienda el plazo para continuar las negociaciones exclusivas.
La trasnacional estadounidense BlackRock-TIL es una de las que cuenta con el aval del presidente Donald Trump y su participación en esta licitación es vista por el magnate republicano como una victoria en su afán manifiesto de apoderarse de la vía interoceánica, bajo supuesta influencia del gigante asiático, lo que ha desmentido las autoridades.
Sobre este complejo asunto, diversos analistas consultados por Prensa Latina alertan sobre lo que realmente está en juego: los intereses geopolíticos y el inicio de una nueva etapa de la guerra comercial entre Washington y Beijing.
Esta situación cambiaría el panorama del comercio global y reconfiguraría la competencia en un sector que se considera altamente rentable y extremadamente difícil de ingresar.
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