Según las pesquisas iniciales, estos ciudadanos de origen chino permanecían en una lujosa mansión en el distrito de Mae Rim, donde vivían, comían y dormían, con la misión de trabajar de manera casi ininterrumpida, a diario.
Cada uno recibía un salario mensual que oscilaba entre 10 mil y 20 mil yuanes, equivalente a unos mil 390 a dos mil 780 dólares.
El grupo se enfocaba principalmente en engañar a clientes chinos a través de diferentes modalidades de estafa, tales como la venta fraudulenta de productos en línea, solicitudes de transferencias monetarias para supuestos problemas bancarios o con aerolíneas, así como extorsiones típicas de este tipo de operaciones. Las investigaciones en curso pretenden identificar al líder de esta organización y desarticular posibles vínculos con redes criminales internacionales.
A lo largo de tres meses, la banda logró estafar a más de 10 víctimas chinas.
El allanamiento de la mansión permitió a los agentes de la Región 5 de la Policía Provincial y de la División de Represión de Delitos Tecnológicos confiscar más de 20 ordenadores y cientos de teléfonos móviles y tarjetas SIM chinas utilizadas para contactar con víctimas en ese país.
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