De acuerdo con el Comando de Nínive, en la acción intervinieron divisiones de operaciones e inteligencia de las FMP, las Brigadas (33, 60 y 74), el Regimiento de Control Fronterizo y de Misiones Especiales, junto con la 20 División del Ejército iraquí.
En su despliegue, contaron con el apoyo de equipos de ingeniería militar y explosivos, unidades de apoyo de inteligencia e información, médicas, de comunicaciones y de medios de prensa.
La operación tiene como objetivo erradicar las fuentes del terrorismo, perseguir a los remanentes del grupo Daesh y destruir sus escondites y células durmientes, como parte del fortalecimiento de la seguridad y la estabilidad en toda la gobernación de Nínive.
Esta estrategia forma parte de los esfuerzos continuos de las fuerzas iraquíes para asegurar las regiones occidental y septentrional del país, donde se registraron movimientos ocasionales de elementos del Daesh, en particular en zonas desérticas abiertas que el grupo aprovecha para ocultarse y llevar a cabo ataques sorpresa.
Los desiertos de Al-Hadar y Baaj se encuentran entre las zonas más utilizadas por los terroristas durante su expansión como bastiones logísticos y depósitos de armas, debido a su accidentada geografía y vasta extensión.
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