La situación es descrita como una amenaza para la salud pública en gran parte de América del Norte, mientras Canadá enfrenta la que podría ser la segunda peor temporada de incendios forestales de su historia.
La nación registra a día de hoy más de 700 focos activos con más de 16,5 millones de acres quemados, de acuerdo con datos del Canadian Interagency Forest Fire Centre.
Provincias como Manitoba, Saskatchewan, Ontario y Columbia Británica concentran los principales focos, en una temporada agravada por temperaturas extremadamente cálidas y sequía persistente, relacionadas por los científicos con el cambio climático.
Reportes de medios locales recuerdan que el humo de los incendios contiene partículas de todo lo que estaba en el camino de las llamas, incluyendo árboles, neumáticos, materiales de construcción y productos químicos como retardantes de fuego, según el portal radio-canada.
Este informativo publicó que en lo que va del verano de 2025 se registraron 306 horas de exposición al humo en Winnipeg, capital de la provincia de Manitoba, ciudad que sigue enfrentando su peor temporada de incendios forestales en tres décadas.
Michael Brauer, profesor de salud pública en la Universidad de Columbia Británica y experto en el impacto de la contaminación del aire, explicó que el humo de estos siniestros puede tener diversos efectos en la salud de las personas.
Puede irritar los pulmones y empeorar los síntomas existentes en personas con afecciones respiratorias como el asma y las enfermedades pulmonares obstructivas crónicas, según declaraciones citadas por el portal radio-canada.
A causa de estos siniestros y el desplazamiento del humo generado, el norte de Estados Unidos sufre también deterioro de su calidad de aire.
Wisconsin, Michigan, Minesota, Illinois, Indiana, Nueva York, Vermont, Nuevo Hampshire y Maine reportaron condiciones adversas desde el domingo, lo que activó alertas sanitarias, señalaron fuentes locales.
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