Haddad tenía previsto reunirse el miércoles con su homólogo por videoconferencia para abordar el arancel del 50 por ciento impuesto por la administración del presidente Donald Trump a las exportaciones nacionales.
«La militancia antidiplomática de estas fuerzas de extrema derecha que trabajan con la Casa Blanca se enteró de mi declaración y actuó con algunos asesores, por lo que la reunión virtual programada para el miércoles fue cancelada», declaró Haddad en una entrevista con la televisora GloboNews.
Comunicó que se realizan intentos para reprogramar el encuentro, pero aún no han tenido éxito.
Según Haddad, existe una fuerza política «que está ejerciendo una especie de antidiplomacia» en Estados Unidos, refiriéndose al diputado federal Eduardo Bolsonaro, hijo del exmandatario Jair Bolsonaro, y el creador de contenidos Paulo Figueiredo, a quien describió como «ciudadano estadounidense».
Ambos afirman influir en las medidas del Gobierno norteamericano hacia Brasil y sus autoridades.
También el ministro exigió medidas a la Cámara de Diputados respecto al mandato de Eduardo Bolsonaro, al afirmar que el congresista descendiente del exgobernante no puede salirse con la suya.
«Si no se toman medidas, será más difícil», recalcó.
Por el momento, Haddad se reunirá este lunes con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva y el vicepresidente Geraldo Alckmin para discutir el plan de ayuda del Gobierno para los sectores más afectados por el aumento arancelario de Washington.
Entre los puntos incluidos en el grupo de medidas aparecen la financiación a empresas, un tratamiento fiscal específico y el aumento de las compras gubernamentales cuando corresponda.
De acuerdo con miembros del equipo económico del Ejecutivo, el plan que se presentará está «hecho a medida», con diferentes acciones para múltiples sectores y perfiles de empresas.
La preservación del empleo debe estar incluida, además, en la iniciativa, que debe ser enviada al Congreso mediante una medida provisional.
Trump justificó el arancel como una respuesta a supuestos ataques de Brasil contra la libertad de expresión y al trato dado al exmandatario Jair Bolsonaro, acusado de golpista.
Pese a la gravedad de la situación, Lula mantiene un tono firme y diplomático.
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