En entrevista al oficial Diario de CentroAmérica, el titular explicó que estas maras devienen un fenómeno social global, “son jóvenes que se originaron de alguna manera entre la legalidad y la ilegalidad, resultado de su condición, muchas veces, de marginalidad en donde viven”.
En El Salvador persiguen la ocupación de territorios para gestionar áreas criminales; en este país, más que zonas, insisten en la utilización de ciertos delitos para financiarse, describió la autoridad.
Detalló que empiezan sus operaciones desde los sistemas penitenciarios, controlan el Sistema Penitenciario (SP), lo cual reafirmaron fundamentalmente en los últimos 10 años.
Para Jiménez, al afrontar este fenómeno criminal, se deben tener dos grandes formas: una para el fenómeno que ocurre en la calle y otra en las cárceles.
Cuando asumimos el Gobierno, confesó, sabíamos que el impacto de las maras dependía de los liderazgos en los centros penitenciarios y encontramos un SP con décadas de abandono; desde hace 35 o 40 años no se construye una sola prisión.
Dicha institución no garantiza el control, como Estado podemos tomar el dominio del perímetro, y la estrategia del presidente Bernardo Arévalo es recuperar esas cárceles, contó el funcionario.
En el primer año de gestión (2024) empezamos a operar en el territorio con mayor presencia policial y obtuvimos resultados importantes, pero falta llegar al objetivo final, consideró.
Refirió la recuperación de espacios en su totalidad, mientras reconoció que la zona 18 de la capital sigue siendo, en gran medida, un área donde operan las pandillas.
“Hay colonias y barrios controlados por el Barrio 18 o la Mara Salvatrucha, no es muy extenso, pero lo hay”, afirmó el ministro de la cartera de Interior.
Empezamos a trabajar con unas medidas que combinaban lo territorial con el SP, amplió.
Nuestra conclusión es que las dos pandillas y los Caradura están en una confrontación y se están matando entre ellos, afirmó el titular.
La decisión estratégica del Gobierno, no solo mía, aseveró, es el compromiso con la sociedad de dejar condiciones adecuadas para el desarrollo. Sin seguridad no hay bienestar, subrayó Jiménez.
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