Dueño de una zancada tan larga como firme, el corredor africano inscribió su nombre en la eternidad del atletismo al superar en el Estadio Olímpico de Tokio al trinitario Jereem Richards, subcampeón con 43.72, y a su compatriota Bayapo Ndori, bronce con 44.20.
Kebinatshipi, de apenas 24 años, confirma así su ascenso meteórico en las pistas, tras haber logrado la plata en el relevo 4×400 en París y el oro mundial en Nassau 2024. Su gesta, hoy teñida de récord, coloca a Botsuana en la cima de la velocidad pura.
Richards, campeón mundial en Londres 2017 y referente del Caribe, quedó a las puertas de la gloria, mientras que Ndori, dos veces medallista olímpico en el relevo, completó un podio vibrante para África y el Caribe.
Con su actuación, Kebinatshipi no solo rompió la resistencia de sus rivales, sino también las barreras de la historia: su 43.53 se suma a la lista de registros inmortales en la vuelta más exigente y cruel del atletismo.
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