Tal decisión forma parte de la estrategia nacional para alcanzar la neutralidad de carbono en 2050 y, con ella, el Gobierno pretende proteger el medio ambiente, la economía y el empleo, siempre priorizando el interés y bienestar de las futuras generaciones australianas, destacó el mandatario.
El compromiso tuvo en cuenta las recomendaciones de la Autoridad de Cambio Climático, que exhortó a adoptar metas más ambiciosas.
Algunos economistas consideran esto un riesgo para las exportaciones y el sector empresarial, por lo que el país deberá tomar una serie de medidas en consecuencia con vistas a continuar reencauzando la economía de manera favorable y ordenada.
En comparación, el compromiso previo del gobierno liderado por Albanese establecía una reducción del 43 por ciento para 2030, en relación con los niveles de 2005, un incremento ya respecto a la meta del Ejecutivo antecesor, que estaba entre el 26 y el 28 por ciento para ese mismo año.
Los más recientes pronósticos climáticos para Australia incluyen una notable subida del nivel del mar y golpes de calor que pondrán en riesgo a su población en un futuro no muy lejano.
Ante un escenario tan preocupante, advertido por varias instituciones científicas, la nación busca un giro hacia políticas más sostenibles y responsables a mediano y largo plazo.
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