Tras una audiencia privada en el Palacio Apostólico del Vaticano, Lula explicó en la red social X que extendió la invitación al Sumo Pontífice para participar en la cumbre climática, a celebrarse en Belém, capital del norteño estado de Pará, «por su valor simbólico en el corazón de la Amazonía», pero el líder de la Iglesia católica declinó por compromisos del Jubileo.
«Su Santidad nos transmitió que no podrá estar en la COP30, pero sí enviará una delegación del Vaticano y pretende venir a Brasil en el momento oportuno», rasgueó el mandatario, subrayando la alegría que esa posibilidad genera en el país.
El exdirigente obrero destacó que el Santo Padre será recibido «con el cariño, la hospitalidad y la fe del pueblo brasileño”, y aprovechó el encuentro para felicitarlo por su exhortación apostólica Dilexi Te, centrada en la pobreza y la justicia social.
«Le dije que necesitamos un movimiento de indignación global contra la desigualdad. Este documento debe ser leído y practicado por todos», sostuvo Lula, quien también recordó su vínculo histórico con las Comunidades Eclesiales de Base y con líderes del episcopado brasileño, como el cardenal Jaime Spengler.
El encuentro entre ambos líderes se desarrolló sin acceso a la prensa y la Santa Sede no emitió comunicado oficial.
Durante la conversación con el Vicario de Cristo, el jefe de Estado destacó la salida de Brasil del Mapa del Hambre de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
También presentó su iniciativa Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, creada en el marco del G20, foro de las 19 principales economías del mundo y las uniones Europea y Africana, y con sede en esa misma organización de la ONU.
Lula viajó acompañado de la primera dama Janja da Silva y de los ministros Mauro Vieira (Relaciones Exteriores), Wellington Dias (Desarrollo y Asistencia Social) y Paulo Teixeira (Desarrollo Agrícola), entre otros funcionarios.
Aprovechó la estancia de un día en Roma para participar en el Foro Mundial de la Alimentación en la sede de la FAO, donde expuso los avances de su país en la lucha contra el hambre y la pobreza.
Pese a que el papa no estará presente en la COP30, su futura visita a Brasil —aún sin fecha confirmada— promete reforzar el vínculo entre el Vaticano y el gigante sudamericano en temas de justicia social, sostenibilidad y fe popular.
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