Con tono diplomático, pero cauteloso, Vieira aseguró que el diálogo con Rubio marca el inicio de un proceso negociador que podría redefinir los vínculos económicos entre ambas naciones.

La reunión ocurre en medio de la tensión generada por la decisión de la administración de Donald Trump de aplicar un arancel del 50 por ciento a los productos nacionales, una medida que Brasil considera injusta y políticamente motivada.

Vieira destacó ante reporteros y enviados especiales que el clima del encuentro fue constructivo, aunque reconoció que la suspensión de las sanciones dependerá de una agenda compleja de conversaciones que comenzará en los próximos días. El canciller señaló que transmitió personalmente la preocupación del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien solicitó la reversión de las medidas adoptadas por Washington desde julio y que afectaron no solo las exportaciones brasileñas, sino también la relación institucional entre los dos países.

Las represalias incluyeron la cancelación de visados a magistrados del Supremo Tribunal Federal y a funcionarios del gobierno, en aparente respuesta a la condena por tentativa golpista impuesta al expresidente Jair Bolsonaro, un aliado ideológico de Trump.

Pese al contexto adverso, el tono de las conversaciones se benefició de la sintonía personal entre los mandatarios.

Lula y Trump platicaron el 6 de octubre, en la que acordaron dar libertad plena a sus cancilleres para buscar una salida diplomática al impasse comercial.

El jefe de la diplomacia brasileña calificó la reunión de «excelente y productiva», al subrayar que primero sostuvo un diálogo privado con Rubio y, luego, una sesión ampliada que incluyó a los equipos técnicos de ambos países y al representante estadounidense para el Comercio, Jamieson Greer.

También adelantó que existe disposición para un futuro encuentro presencial entre Lula y Trump, aunque su realización dependerá de las agendas y de la coyuntura internacional.

Fuentes oficiales admiten que la prioridad de Brasil es recuperar el acceso pleno al mercado estadounidense, fundamental para sectores agrícolas e industriales duramente golpeados por las sanciones.

En Washington, la delegación del gigante sudamericano salió con la sensación de que, aunque el camino será largo, la puerta del diálogo volvió a abrirse.

«Fue un comienzo auspicioso —repitió Vieira—. Y eso, en diplomacia, ya es una victoria parcial».

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