Bolton, de 76 años, que pasó de cercano colaborador del republicano a uno de sus principales críticos y oponentes después de su agria salida de la Casa Blanca durante el primer mandato de Trump (2017-2021), enfrenta acusaciones de delitos graves en una corte federal de Maryland, estado donde reside.
Los fiscales van tras la pista de si el exalto funcionario retuvo indebidamente material clasificado luego de abandonar la mansión ejecutiva. De acuerdo con los documentos judiciales se le responsabiliza de ocho cargos de transmisión de información de defensa nacional y 10 cargos de retención ilegal de estas.
En agosto, el Buró Federal de Investigaciones (FBI) registró la casa y la oficina de Bolton, según publicaron con buen revuelo en ese momento medios locales, los cuales difundieron imágenes de agentes que entraban y salían de ambos lugares.
Una declaración jurada, revelada posteriormente en el tribunal, señaló que el FBI sospechaba que Bolton retuvo ilegalmente información de defensa nacional relacionada con sus memorias, ‘The Room Where It Happened’ (La Habitación donde ocurrió), un tema que ha sido motivo de disputa con él.
Esta acusación formal se produce apenas unos días después de que a la fiscal general de Nueva York, Letitia James, le achacaran cargos federales derivados de un presunto fraude hipotecario.
El pasado 9 de octubre el Departamento de Justicia (DOJ) presentó su acusación formal contra la fiscal demócrata, quien advirtió que se trata de cargos «infundados», los que tildó de ser «una continuación de la manipulación desesperada del sistema de justicia por parte del presidente». Además, aseguró que el mandatario está forzando a las agencias federales a seguir sus órdenes con la meta de la «represalia política».
La oficina de James había presentado cargos civiles por fraude contra Trump, sus hijos adultos y la Organización Trump, en una sonada demanda que resultó en una sentencia de 500 millones de dólares en 2024, pero en agosto de este año una corte de apelación invalidó la multa, aunque no así el fallo.
Trump llevaba meses tras James. En redes sociales publicó frases como que es «tan culpable como el demonio».
Antes de la fiscal de Nueva York fue el turno del exdirector del FBI James Comey, imputado por declaración falsa y obstrucción.
Comey fue una piedra en el zapato de Trump. Investigó los supuestos vínculos de la campaña electoral de 2016 del republicano con Rusia.
Quién será el próximo, es la pregunta que algunos se hacen. Hay varias suposiciones, una de ellas parte de la reiterada exigencia de Trump de que el DOJ persiga al senador demócrata por California Adam B. Schiff, que impulsó su juicio político cuando era miembro de la Cámara de Representantes.
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