Un análisis de la crisis en la Ganadería y Agricultura publicado por el diario La Prensa Gráfica (LPG) califica la situación como “un panorama complicado”, donde inciden la falta de producción, desde hace años una cartera sin ministro, aprobación de fondos sin uso transparente y la escasez de productos nacionales.
El segundo gran beneficiario del presupuesto es la línea de Abastecimiento y Seguridad Alimentaria, que contará con 52.9 millones de dólares en 2026, destinados a coordinar estrategias con gobiernos locales y organizaciones para el funcionamiento de agromercados y centrales de abasto, señaló la publicación.
Con ello, el Ministerio de la Agricultura (MAG) concentra en solo dos estructuras más del 60 por ciento de su presupuesto total y algunos se preguntan si eso resolverá el problema alimentario cuando el país importa, por ejemplo, dos renglones básicos en la alimentación de la población.
A estas alturas del año, tal vez hace cuatro meses, los salvadoreños consumen frijol importado de Nicaragua y maíz estadounidense, y los pronósticos indican que la producción nacional de ambos rubros continuará descendiendo, según datos de la Asociación Cámara Salvadoreña de Pequeños y Medianos Productores Agropecuarios (CAMPO).
Ese gremio persiste en proponer al gobierno la creación de una Política Nacional de Agricultura en la que se incluyan diversos aspectos que propicien una mayor producción de alimentos.
Dentro de los planes del ejecutivo está mantener bajo reserva de información hasta el año 2032 el uso de recursos vinculados a los agromercados y a las centrales de mayoreo.
Según LPG, el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) será, en 2026, la institución con el mayor incremento presupuestario del Gobierno en términos relativos: su asignación pasará de 92.1 a 164.9 millones de dólares, un aumento del 79 por ciento.
Tal vez eso esté justificado por la realidad que enfrenta esa cartera, pues el sector de agricultura, ganadería, silvicultura y pesca apenas creció 0.95 por ciento, y en lo que va de 2025 no se aprecian signos de mejora sustantiva.
“El agro sigue siendo un segmento de bajo dinamismo dentro del PIB nacional, superado por casi todos los sectores. En ese contexto, una expansión presupuestaria tan pronunciada podría interpretarse como un intento de revitalizar un sector rezagado y estratégico”, según la valoración de LPG.
Puntualiza la publicación que es difícil vislumbrar si la estrategia gubernamental potenciará directamente la producción agrícola nacional y la sacará de su letargo.
Asimismo, hay preocupación, para algunos justificada, porque la cartera se mantiene acéfala desde el fin del mandato presidencial anterior y durante lo que va del actual, más aún cuando hay mucho más dinero para un ministerio sin titular.
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