«Estoy seguro de que haremos la mejor COP (Conferencia de Naciones Unidas sobre el Clima) de todas las COP realizadas hasta ahora», prometió Lula durante una entrevista con medios internacionales, en la que mezcló optimismo, autocrítica y desafíos geopolíticos.
Tuvimos muchas conferencias, muchos discursos y compromisos. Ahora toca implementar lo acordado, señaló.
El foro, que se desarrollará del 10 al 21 de noviembre en Belém, capital del norteño estado de Pará, reunirá a más de 50 mil participantes, entre jefes de Estado, científicos, activistas y delegaciones de todo el mundo.
La elección de esta ciudad amazónica, de difícil acceso y limitada infraestructura, fue una decisión deliberada, según el mandatario. «No queríamos comodidad, queríamos desafíos. Queríamos que el mundo viniera a ver la Amazonia, con sus contradicciones y su grandeza», alegó.
Para Lula, realizar la conferencia en la mayor selva tropical del planeta tiene un sentido político y ético: mostrar que la preservación ambiental no puede seguir desconectada del desarrollo social y de la justicia económica.
El exsindicalista anunció que Brasil impulsará la creación del Fondo de Bosques Tropicales para Siempre (TFFF), dotado con una inversión inicial de mil millones de dólares, destinado a compensar a los países que mantengan sus bosques en pie. Además, propondrá la formación de un Consejo Mundial de Medio Ambiente, vinculado a la ONU, con poder real de supervisión sobre los compromisos climáticos.
«Queremos dejar de hablar solo de metas y empezar a hablar de acciones», subrayó Lula, al tiempo que reconoció las tensiones internas en su propio gobierno por la reciente aprobación de exploraciones petroleras cerca del Amazonas.
No vamos a renunciar a nuestra soberanía energética, pero actuaremos con extrema precaución. Nadie arriesgará lo que consideramos un bien para la humanidad, refirió.
En su diálogo con la prensa, Lula también abordó temas de política exterior. Reveló que mantiene negociaciones abiertas con el presidente estadounidense, Donald Trump, para levantar los aranceles punitivos impuestos a Brasil.
«Si no hay avances antes de que termine la COP, no tendré problema en llamar personalmente al presidente Trump o viajar a Washington. Espero que él tampoco tenga inconvenientes en venir a Brasil», comentó.
A una semana de la apertura oficial de la COP30, Belém se prepara entre el caos del alojamiento, los precios disparados y la expectativa global. Lula, a sus 80 años, insiste en que esta cumbre no será un evento más en la larga lista de promesas incumplidas.
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