Según reportes de los medios locaes, el artefacto estalló bajo un vehículo civil que transportaba combustible y en el que viajaban tres personas.

La detonación provocó la muerte de Naji Al-Sulaiman y de su hijo de ocho años, ambos originarios de la provincia de Deir Ezzor, mientras que un tercero, residente en la zona de Salamieh, resultó herido.

Las Fuerzas de Seguridad Interna trasladaron a los heridos al hospital más cercano, donde el padre y el menor fallecieron posteriormente a causa de las graves lesiones sufridas.

Entre el 15 de agosto y el 15 de octubre de 2025, Siria registró un incremento alarmante de víctimas por minas y municiones remanentes de la guerra, de acuerdo con un informe del Centro Internacional de Seguridad de las Organizaciones (INSO).

Durante ese período, el organismo documentó 102 incidentes con municiones sin detonar, que dejaron 39 personas muertas, entre ellas dos mujeres y 14 niños, y 113 heridas, incluidas seis mujeres y 52 menores.

Desde diciembre de 2024, el número total de víctimas por estallido de artefactos explosivos ascendió a mil 426 personas, con 552 fallecidos y 874 heridos, lo que convierte a los restos explosivos de guerra en una de las amenazas más graves para la población civil siria.

El informe del INSO precisa que la mayoría de los incidentes se produjeron en tierras agrícolas y zonas de pastoreo, donde 27 personas murieron y 64 resultaron heridas mientras trabajaban para ganarse la vida.

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