Italia, campeona de las dos últimas ediciones, ansía hacer historia con un tercer trofeo consecutivo y España, con el pulso firme de Pablo Carreño y Jaume Munar, busca un séptimo título sustentado en fe, memoria y resistencia. Será un duelo sin Jannik Sinner ni Alcaraz, las dos raquetas que gobiernan el mundo, pero será —precisamente por ello— un combate más humano, más crudo, más revelador.

Carreño abrirá la batalla ante Matteo Berrettini, ídolo local y exgigante del top-10, en un reencuentro que vuelve a encender viejas tensiones: los dos guerreros han dividido victorias en su historial, y el español llega espoleado por su épica remontada ante Struff, cuando volteó una sentencia casi escrita en el tie-break.

Tras él, Munar se cruzará con Flavio Cobolli, el heredero florentino que ya ha levantado dos títulos y que carga con la responsabilidad de liderar a su nación anfitriona. Munar, sin embargo, viene afinado por un torneo de acero: tumbó a un top-20 y forzó al coloso Zverev a vivir al borde del abismo.

Si la paridad obliga al último sacrificio, serán los curtidos ibéricos Marcel Granollers y Pedro Martínez quienes entren en escena, ilesos de nervios, forjadores de las dos clasificaciones anteriores. Les esperarían Vavassori y Bolelli, guardianes aún no llamados al combate en esta Final 8, pero con la sombra gloriosa de sus semifinales en Turín.

España disputa su undécima final, la primera ante una Italia que ejerce de anfitriona y defensora del trono. Es un duelo que el tiempo no veía desde hace 19 años, cuando Ferrer y Volandri sellaron una rivalidad que hoy regresa vestida de solemnidad.

A las 15:00, hora local, en la SuperTennis Arena, la historia volverá a abrir sus puertas. Allí, hijos del mármol y de la arcilla levantarán sus raquetas para decidir quién merece escribir la próxima línea de esta epopeya centenaria llamada Copa Davis.

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