En suelo sudafricano, la primera mujer en gobernar Japón dijo que no hubo coordinación previa con China y, durante el evento, no tuvo la oportunidad de hablar con el primer ministro, Li Qiang.
La mandataria aseguró estar abierta al diálogo, sin embargo, evitó entablar uno con su homólogo, por ahora, lo cual fue tildado de hipócrita por la prensa china.
Takaichi recién sugirió que un eventual ataque contra Taiwán, por parte de China continental, podría obligar a Tokio a responder militarmente y, pese a varios reclamos del Ejecutivo del gigante asiático, se ha negado a rectificar la enunciación.
Incluso, instantes antes de viajar a Sudáfrica, corroboró a la prensa que la postura de su país sobre Taiwán seguía “sin cambios”.
Debido a las tensiones generadas por la declaración en torno a Taiwán, las compañías vinculadas al turismo y al comercio minorista en Japón reportaron una baja de sus acciones la semana anterior, pues China deviene la principal fuente de turistas de este archipiélago asiático.
Por otra parte, el gobierno chino instó a sus ciudadanos a evitar viajes a Japón, luego de criticar “el erróneo camino del rearme militar” adoptado por esa nación en la actualidad. La reacción del mercado japonés refleja la enorme dependencia del turismo chino, considerado su principal fuente de visitantes extranjeros y un motor clave para sectores como la moda, la hostelería y el consumo de lujo.
El Ministerio de Defensa chino subrayó que las declaraciones de Takaichi sobre Taiwán constituyeron una injerencia grave en los asuntos internos del país.
Además, enfatizó que las afirmaciones enviaron una señal equivocada a las fuerzas que promueven la independencia de esa isla.
En tanto, el portavoz de la cancillería china Lin Jian alegó que las palabras de la líder japonesa constituyen una provocación flagrante y violan el principio de una sola China, los cuatro documentos políticos conjuntos y las normas básicas de las relaciones internacionales.
Asimismo, apuntó que el uso histórico del término “crisis existencial”, empleado por la primera ministra nipona ante el Parlamento de su país al hablar de Taiwán, sirvió al militarismo japonés para justificar invasiones anteriores contra China.
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