La campaña proselitista de los partidos que pugnan por conducir los destinos de esta nación centroamericana en el periodo 2026-2030 culminó la pasada medianoche, para dar paso a cinco días en los que los más de seis millones de electores convocados a las urnas reflexionarán su sufragio.
Esta normativa marca el fin de las concentraciones masivas, queda prohibida toda propaganda y los anuncios explícitos de los aspirantes a cargos de elección popular, quienes solo podrán referirse a sus propuestas de gobierno, pero sin pedir el voto.
En la antesala del silencio electoral, los candidatos presidenciales de los tres partidos con mayores opciones -Libertad y Refundación (Libre, en el poder), Nacional (PN) y Liberal (PL)- realizaron el fin de semana sus cierres de campaña con caravanas, concentraciones y discursos finales.
Según el Consejo Nacional Electoral (CNE), árbitro de los comicios, estas cinco jornadas buscan bajar la polarización y permitir que el votante decida con madurez quién dirigirá el país en los próximos cuatro años, especialmente en áreas clave como salud, empleo, educación y seguridad.
El incumplimiento de la ley, bajo supervisión del CNE, conllevaría a sanciones de hasta 50 salarios mínimos para sus infractores.
Esta etapa se sustenta en principios fundamentales del derecho electoral: equidad en la contienda, libertad de decisión y protección de la autonomía del votante, de acuerdo con analistas.
Constituye un mecanismo que busca equilibrar el proceso democrático, reduciendo la posibilidad de presión partidaria en los momentos previos a la jornada electoral del 30 de noviembre, agregaron los propios entendidos.
Más de 6,5 millones de hondureños -de una población de 10 millones- están convocados el domingo a elegir, en una sola vuelta, al nuevo presidente (a), tres designados presidenciales (vicepresidentes), 298 alcaldes, 128 diputados al Congreso Nacional (Parlamento) y 20 al Parlamento Centroamericano.
Los presidenciables con mayores posibilidades de triunfo son, según diversos sondeos, Rixi Moncada, de Libre; Nasry Asfura, del PN; y Salvador Nasralla, del PL, los dos partidos tradicionales de derecha que gobernaron el país ininterrumpidamente desde fines del siglo XIX hasta enero de 2022.
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