Así lo evalúa la politóloga y profesora de la Universidad Federal de Río de Janeiro, Mayra Goulart, durante una entrevista con Conexão BdF, en la radio del portal Brasil de Fato.
«Es una ruptura con la tradición de conciliación y pactos, y de continuidad para quienes, de alguna manera, estuvieron involucrados en actividades golpistas y antiinstitucionales», afirmó Goulart.
La Corte Suprema puso fin el martes al proceso judicial contra Bolsonaro, condenado a 27 años y tres meses de cárcel, y seis aliados, incluyendo generales.
El ministro Alexandre de Moraes, relator del caso, decidió que el exmandatario cumpliera su castigo en la Superintendencia de la Policía Federal en esta capital, donde ya se encontraba en prisión preventiva desde el sábado. La decisión fue ratificada por unanimidad en la primera sala de la corte.
La académica recuerda que períodos como el Estado Novo y la dictadura militar (1964-1985) mantuvieron estructuras y líderes golpistas en circulación, lo cual contribuyó a perpetuar ideologías antidemocráticas.
Según Goulart, «este episodio de arresto debe continuar, debe dar continuidad a esta propuesta para poner fin a la fase golpista, la fase antidemocrática de nuestra historia», refirió. Y, para ello, precisó, es importante acudir a estos focos de pensamiento y desalentar la formación de centros de pensamiento golpistas.
Al evaluar el impacto electoral de la cárcel, la docente señaló que este escenario pone fin al ciclo político de la familia Bolsonaro en disputas mayoritarias.
«Este arresto frena la viabilidad electoral de Jair Bolsonaro. Uno de sus hijos, Eduardo Bolsonaro, también se encamina hacia la inelegibilidad», indicó, refiriéndose al congresista acusado ante el Supremo Tribunal Federal. También señaló los obstáculos para los demás. «Flávio Bolsonaro (otro hijo del expresidente) está acusado de varios delitos de corrupción en el estado de Río de Janeiro».
Y Carlos Bolsonaro tiene inestabilidades psicológicas que también obstaculizan este proceso, analizó, citando al senador y al concejal de Río, respectivamente.
Con esto, la politóloga considera improbable que algún miembro de la familia esté en la papeleta presidencial.
«No parece que sean los propios familiares quienes enarbolen esa bandera (de la extrema derecha en Brasil)», concluyó.
Para Goulart, la derecha atraviesa un momento de crisis de liderazgo porque su antiguo polo hegemónico —Jair Bolsonaro— nunca ejerció un verdadero papel estratégico ni logró influir de forma consistente en otros parlamentarios, pese a haber guiado el rumbo del sector de manera errática, subrayó.
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