Las poblaciones de las provincias de Sumatra Septentrional, Aceh y Sumatra Occidental tratan de superar los traumas ocasionados por inundaciones severas y deslizamientos de tierra que sepultaron poblados enteros, según testimonios de sobrevivientes.
De acuerdo con la Agencia Nacional para la Gestión de Desastres, en estos momentos se atienden a cerca de dos mil 700 personas con heridas y más de un millón de ciudadanos tuvieron que ser evacuados.
En varios subdistritos del norte de Sumatra, la ayuda solo ha podido llegar por aire, pues los equipos de rescate todavía no logran acceder a ciertos barrios debido a carreteras cortadas, puentes caídos, falta de electricidad y comunicaciones.
Los graves impactos en la infraestructura ralentizan las operaciones de búsqueda y rescate, así como el envío de ayuda a las víctimas, muchas de las cuales se encuentran con vida por haber accedido a lugares altos, como techos de viviendas de dos plantas.
Las autoridades de Indonesia calculan que unos 3,2 millones de residentes de 50 distritos padecen afectaciones por las inundaciones.
El conteo de daños incluye alrededor de 10 mil 500 casas, 536 instalaciones públicas, 185 lugares de culto, 326 centros educativos, 115 edificios de oficinas, 25 establecimientos de salud y 295 puentes y carreteras.
A criterio de las autoridades del país se trata del peor desastre natural en Indonesia desde el terremoto y el tsunami que en 2018 produjeron la muerte de más de cuatro mil 300 personas en la isla de Célebes.
Varios residentes se preguntan cuánto puede haber influido la mano del hombre en la magnitud de este desastre natural pues la deforestación excesiva se hizo notar en los últimos días, cuando las corrientes de agua y lodo fueron capaces de arrastrar millones de metros cúbicos de madera talada.
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