De acuerdo con el portavoz Wang Xuemeng, coronel de marina, esto ocurrió pese a que el área de entrenamiento fue debidamente anunciada con antelación.
Según el vocero, las maniobras del grupo de combate del portaaviones Liaoning se realizaron conforme al derecho internacional.
Señaló que las incursiones japonesas “afectaron gravemente la seguridad del vuelo y los entrenamientos normales” de la Armada china.
Wang subrayó que las acusaciones de Tokio “no se corresponden con la realidad” y exigió el cese inmediato de “calumnias y provocaciones”.
Agregó que China “tomará las medidas necesarias, conforme a la ley, para defender su seguridad y derechos legítimos”.
«Exigimos solemnemente a Japón que cese inmediatamente su campaña de difamación y restrinja estrictamente sus acciones en primera línea», enfatizó.
El analista militar Du Wenlong indicó que la capacidad operativa del Ejército Popular en el mar de China Oriental ha alcanzado “un nivel sin precedentes”, incluyendo la coordinación aérea y naval en la zona.
Subrayó que “todo está bajo control”, pese a las acciones de Japón en las islas del suroeste, y destacó que el nivel de preparación y la eficacia de los sistemas de armas chinos son suficientes para disuadir cualquier expansión militar japonesa en la región.
Las tensiones diplomáticas entre China y Japón continuaron agudizándose esta semana.
Tokio denunció un supuesto incremento de presencia militar marítima de Beijing cerca del país nipón, mientras que la Cancillería china rechazó estas afirmaciones e insisitió en que la primera ministra japonesa debe retirara sus comentarios sobre Taiwán.
La batalla diplomática entre ambas partes ocurre en el campo de la interpretación de los documentos políticos que han servido de base para el establecimiento de relaciones desde 1972, así como las declaraciones internacionales luego de la Segunda Guerra Mundial.
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