A raíz de la más reciente escalada militar, iniciada el pasado 7 de diciembre, alrededor de medio millón de personas tuvo que recurrir al desplazamiento para evitar la imprevisibilidad de la guerra.
Los ataques involucran aviones, tanques y drones; además, Tailandia desplegó la víspera fuerzas navales en máxima alerta en zona próxima a territorio camboyano.
Ambas naciones se acusan mutuamente de haber violado el alto el fuego acordado en Malasia, el 28 de julio anterior.
El pleito combina elementos históricos no resueltos, pues la frontera entre Tailandia y Camboya fue cartografiada por Francia en 1907 (época colonial), pero sigue teniendo distintas áreas sin demarcar, que han propiciado enfrentamientos a lo largo de los años.
Nadie ha sabido explicar por qué el trazado de los colonialistas franceses dejó ambiguas las fronteras y la soberanía de templos antiguos como Preah Vihear, Ta Krabey y Ta Moan Thom, entre otros, continúa siendo disputada.
De hecho, varios de los combates de este jueves se reportan en zonas aledañas a estos lugares de culto.
Para muchos, los templos constituyen el corazón del conflicto, pues ambos países los consideran símbolos de identidad nacional, lo cual transforma la disputa en un tema emocional y político, más allá de lo territorial.
La frontera incluye además zonas con potencial agrícola y rutas comerciales claves, lo que aumenta el interés en controlarlas.
Otra etapa de confrontaciones este año estalló el 24 de julio, con acusaciones mutuas de haber dado el primer disparo, y cobró la vida de 43 personas a ambos lados, entre ellos varios civiles, además de causar decenas de heridos y el desplazamiento de casi 300 mil personas.
Tras cinco días de combates, representantes de los gobiernos contendientes firmaron un alto el fuego en reunión efectuada en Malasia.
Camboya elevó la disputa territorial a la Corte Internacional de Justicia a inicios de junio y justificó el acto como un intento de brindar una solución pacífica basada en el derecho internacional, en tanto, Bangkok aboga por llegar a un acuerdo de forma bilateral, sin propiciar el momento.
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