El portavoz de la Cancillería, Guo Jiakun, señaló en conferencia de prensa que los documentos transferidos por Rusia al Archivo Central de China prueban los crímenes contra la humanidad perpetrados por esa unidad militar.

Guo afirmó que las evidencias son concluyentes y no admiten negación sobre las actividades de experimentación biológica y otros abusos cometidos por el ejército japonés.

El vocero advirtió que sectores de la derecha japonesa continúan negando, minimizando o justificando esos crímenes, pese a la existencia de pruebas históricas sólidas.

Asimismo, subrayó que olvidar la historia equivale a traicionar la memoria de las víctimas y negar la responsabilidad abre el riesgo de repetir tragedias similares.

Guo apuntó que todos los países tienen la responsabilidad de exigir a Japón una liquidación completa del legado del militarismo y de salvaguardar los resultados de la victoria en la Segunda Guerra Mundial.

La unidad 731 del ejército japonés operó en el noreste de China y realizó experimentos con armas biológicas y químicas, hechos documentados en juicios soviéticos de posguerra y reconocidos por diversos estudios históricos internacionales.

Las declaraciones de la cancillería ocurren en medio de la crisis diplomática entre Beijing y Tokio y en el marco de la advertencia que hace China sobre un resurgimiento del militarismo japonés.

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