Esos barrotes habían sido retirados hace dos décadas de una ventana convertida en atracción por los turistas a raíz del robo de ocho joyas de la época de la corona, valoradas en 88 millones de euros y de una inmensa relevancia patrimonial e histórica.
El 19 de octubre, cuatro ladrones escalaron mediante un camión utilitario hasta la ventana, la cual rompieron para penetrar al interior de la Galería de Apolo, una de las más hermosas del Louvre, con sus frescos, su tesoro y su mirada al Sena.
Aunque los cuatro presuntos delincuentes fueron capturados y procesados, el botín sigue sin recuperarse, con sus más de ocho mil diamantes y decenas de perlas, esmeraldas y zafiros.
Citado por la prensa, el administrador general adjunto, Francis Steinbock, señaló que la recolocación de los barrotes es una de las medidas de urgencia adoptadas después del robo.
Según Steinbock, está en curso el estudio de la colocación de protecciones similares en otras ventanas del museo, el más famoso y visitado del mundo.
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