En una tarde de baloncesto con aroma de playoffs, el Madison Square Garden se convirtió en escenario de épica pura. Los Knicks, que llegaron a estar 17 puntos abajo, se rebelaron ante el destino y regalaron a su afición una de esas victorias que se guardan en la memoria colectiva de la franquicia.
Cleveland dominó gran parte del duelo, marcando el ritmo desde el primer cuarto y castigando a unos neoyorquinos erráticos, todavía con el pulso frío de la Navidad. Al descanso, el duelo estaba tenso (60-58), pero tras el tercer parcial los Cavaliers parecían tener el control total, ampliando la ventaja hasta un inquietante 103-86.
Entonces apareció el espíritu del Madison. Jalen Brunson tomó el mando con temple de líder y Tyler Kolek emergió como héroe inesperado, firmando su mejor actuación de la temporada. Un triple suyo acercó a los Knicks a un punto, y segundos después, una acción defensiva decisiva y el posterior contraataque culminado por Mikal Bridges voltearon el marcador.
El desenlace fue puro drama. Brunson clavó un triple decisivo, Karl-Anthony Towns castigó desde la pintura y, aunque Donovan Mitchell respondió con un lanzamiento imposible desde más de ocho metros, un tiro libre final selló el 126-124 definitivo.
Los neoyorquinos, ahora con marca de 21-9, celebraron una victoria que vale más que una estadística: una declaración de ambición en la carrera del Este, donde ya miran de frente a los líderes Detroit Pistons (24-6) y recuerdan a toda la liga que en La Gran Manzana, la Navidad también se gana.
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