Los cortes de suministro externo, la destrucción sistemática de las instalaciones y la obstrucción deliberada de la ayuda redujeron la cantidad de agua en Gaza en un 94 por ciento, denunció la organización no gubernamental en un informe.
Destacó que en la actualidad el consumo promedio diario alcanza allí solo los 4,74 litros, “un poco menos de un tercio del mínimo de emergencia recomendado y menos de una descarga del inodoro”.
El documento alertó que los ataques militares israelíes dañaron o destruyeron como promedio cinco infraestructuras de agua y saneamiento cada tres días desde el comienzo de la guerra, en octubre del pasado año.
En total, fueron destruidas el 70 por ciento de las bombas y las plantas de tratamiento de aguas residuales en ese territorio, donde viven más de dos millones de palestinos, apuntó.
Alertó que la compañía israelí Mekorot, encargada de suministrar el líquido, redujo la cantidad en un 78 por ciento.
Como ejemplo citó la situación en la norteña ciudad de Gaza, donde resultaron dañados el 88 por ciento de los pozos y todas las plantas desalinizadoras.
En medio de este panorama, Oxfam alertó que 26 por ciento de los habitantes del enclave costero sufren enfermedades graves que se pueden tratar fácilmente.
Israel creó una emergencia humanitaria devastadora que provocó la matanza de civiles palestinos, denunció Lama Abdel Samad, especialista en agua y saneamiento de la organización.
“Hemos visto el uso por parte de Israel de castigos colectivos y el hambre como arma de guerra. Ahora somos testigos del uso del agua como arma, lo cual está teniendo consecuencias mortales”, afirmó.
Abdel Samad llamó a la comunidad internacional a adoptar medidas urgentes para enfrentar la crisis.
En marzo último, la Oficina Central de Estadísticas y la Autoridad de Calidad Ambiental palestina alertaron que el 75 por ciento de los ciudadanos en el norte de Gaza bebe agua contaminada, lo cual provocó la propagación de enfermedades infecciosas.
En una declaración conjunta con motivo del Día Nacional del Medio Ambiente, alertaron que el consumo del líquido en el enclave costero cayó un 92 por ciento.
También señalaron las consecuencias de la enorme cantidad de desechos sólidos acumulados en callejones, calles, plazas públicas y alrededor de centros de refugiados y escuelas debido a la incapacidad de los municipios para retirarlos por los bombardeos y la destrucción de equipos, camiones y excavadoras.
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