En una Carta Pastoral, la jerarquía religiosa reclamó la necesidad de una transformación estructural que beneficie a las mayorías vulnerables y se declararon una iglesia «con los pies en la tierra, consciente de los problemas que aquejan al pueblo”.
Aunque el documento reconoce avances en infraestructura escolar, exigieron priorizar la calidad educativa para enfrentar los desafíos de la revolución digital y señalaron que solo el 14 por ciento de los estudiantes llega a la educación superior.
En el caso de la salud, pidieron descentralizar los servicios y construir más clínicas para evitar muertes prevenibles, y destacaron la necesidad de equipos y personal capacitado.
Valoraron logros en seguridad, pero advirtieron que la paz requiere más que represión ejercicio del arte, el deporte y la educación y enfatizaron que «la pobreza y falta de oportunidades generan violencia”.
Los jerarcas de CEDES rechazaron la criminalización de migrantes, exigieron que el país no se utilice como cárcel para deportados y apuntaron que la emigración «es un derecho humano».
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