«Nos estamos también convirtiendo, aparte de en un centro de drogas, en un centro de armas de fuego», declaró el subdirector del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), Michael Soto, según el canal Teletica.com.

La reacción oficial por la acumulación de pertrechos bélicos tuvo un punto de inflexión con la captura este jueves de 56 de ellos en una bodega de la localidad de La Guácima en la norteña provincia de Alajuela, donde los agentes buscaban también drogas cuando perseguían a un narcotraficante.

«Imagínense esas 56 armas -comentó Soto- en una balacera contra la Fuerza Pública o contra el OIJ. Probablemente tendríamos muchas bajas. Eso es muy preocupante».

El segundo jefe de la Policía Judicial recordó como un agravante el hecho de que todos los fusiles encontrados entre esos pertrechos estaban ensamblados para disparar en ráfaga, acción prohibida por las leyes nacionales.

Un armamento nunca antes visto como el decomisado en esa región, o la interdicción hace una semana de un cargamento de armas de fuego en alta mar, disparan las alertas, consideró, por su parte, Teletica.com.

Según el canal de noticias, en la órbita policial del país centroamericano está claro que existe una circulación extraordinaria de armas de fuego que debe poner al país a analizar cómo afrontar esa situación.

La situación es más grave porque Costa Rica, además de carecer de ejército, dispone de escasos efectivos dentro de sus cuerpos policiales, con una de las tasas más bajas de oficiales por habitante de la región, y dotados de escasos recursos, lo que –subraya el canal- “tiene en aprietos al país”.

El OIJ reportó la víspera el hallazgo de las 56 armas de fuego, entre pistolas y fusiles de grueso calibre en una bodega en la referida zona alajuelense de La Guácima.

La carga está integrada por 37 fusiles R-15 y 19 pistolas de nueve milímetros, junto a los cuales fue capturada una “cantidad importante de droga” aún no contabilizada, añadió el subdirector del cuerpo judicial.

El directivo del OIJ explicó que el caso se remonta a febrero, cuando ocurrió el presunto secuestro de un ciudadano en la ciudad alajaluense de Moravia en una vivienda donde los agentes encontraron casi una tonelada de marihuana, lo cual condujo a una carga mayor de estupefacientes en otros puntos de almacenamiento.

La detención del secuestrado junto a la droga despertó sospechas de los agentes que condujeron a su detención en el vehículo en el que viajaba con otros 250 paquetes de la misma sustancia, y al posterior hallazgo en La Gúacima de más drogas y el citado alijo de armas.

Los pertrechos bélicos -comentó entonces Soto- “son suficientes para armar un miniejército, una cantidad muy significativa de armas que estarían en manos de la delincuencia y podrían causar mucho daño”.

Autoridades costarricenses asocian al narcotráfico la creciente proliferación de medios bélicos de diversos calibres, con el consiguiente aumento de los homicidios en el país, que acumulan ya alrededor de 400 en lo que va de año.

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