El ministro de Gestión de Situaciones de Emergencias y Desastres, Raed Al-Saleh, advirtió que las condiciones climáticas adversas, sumadas a los riesgos del terreno debido a la presencia de minas y remanentes de guerra, están agravando la propagación de los incendios y dificultando las labores de contención.
Según precisó, más de 15.000 hectáreas de bosques han sido afectadas hasta el momento. Los fuertes vientos han acelerado la expansión del fuego, a pesar de los esfuerzos para establecer líneas cortafuegos y desplegar personal en los puntos más críticos.
Al-Saleh destacó que uno de los principales desafíos sobre el terreno es el riesgo de explosiones causadas por minas no detonadas, que no solo ponen en peligro a los equipos, sino que pueden generar nuevos focos de incendio.
Más de 150 equipos de Defensa Civil y brigadas de bomberos trabajan en distintos frentes, apoyados por centros de operaciones logísticas establecidos en las zonas afectadas. A estas labores se han sumado brigadas de Turquía y Jordania, y se espera la llegada de equipos iraquíes en las próximas horas.
En el combate aéreo contra las llamas participan 16 aeronaves de Siria, Turquía, Jordania y Líbano, en el marco de una operación coordinada a nivel regional.
Pese al esfuerzo conjunto, la Defensa Civil Siria advirtió que la situación sigue siendo frágil debido a la variabilidad del clima y el peligro constante de minas. Por ello, instó a la población a mantenerse alejada de las zonas afectadas y a seguir estrictamente las indicaciones de seguridad emitidas por las autoridades.
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