Científicos de la institución explicaron que esta cifra refiere una serie de eventos lo suficientemente fuertes como para ser percibidos por los humanos y la actividad sísmica continúa en la zona, por lo que la mayoría de los pobladores decidieron huir.
La emigración comenzó hace días de forma espontánea por mar, los habitantes valoran alejarse del estrés y el insomnio, pues la tensión ni siquiera les permite dormir con tranquilidad.
Varios describieron a medios locales de prensa la tensión constante, porque los temblores interrumpen cualquier rutina y la magnitud del peligro es incalculable.
Según reportes de las autoridades, en las islas han quedado solo aquellas personas que no han querido renunciar al cuidado de su ganado, cultivo y otras propiedades.
La ansiedad parece dominar el ánimo de los pobladores, pese a no reportarse daños graves ni heridos en la región, una de las zonas sísmicas más activas del mundo.
El número de terremotos continúa en ascenso pues este mismo lunes ya existen reportes de otro movimiento telúrico, mientras las autoridades locales alegan que planean ayudar al regreso de los evacuados a sus hogares solo cuando se cumplan cinco días consecutivos sin un sismo de magnitud cuatro o superior.
Por su parte, analistas científicos revelaron que la serie de terremotos ya separó unos 10 centímetros a dos de las islas de Tokara.
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