En su tercer día de gestión desde que lo nombrara el presidente Emmanuel Macron para sustituir al derrocado François Bayrou, el jefe del Gobierno recibirá en su sede de Matignon al mayor de los sindicatos del país, la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT), así como a la Confederación Francesa de Trabajadores Cristianos (CFTC).

Lecornu también dialogará con la cúpula de la patronal Unión de Empresas de Proximidad (U2P), en un contexto político tenso, marcado por las presiones de la oposición.

Construir un nuevo plan de presupuesto es la prioridad del flamante primer ministro, después de que con la caída de Bayrou, a quien la Asamblea Nacional le negó la confianza el lunes, naufragara su proyecto.

Tanto desde la izquierda como la extrema derecha, fuerzas dominantes en la cámara baja cuando se combinan, rechazaron el plan de Bayrou, quien promovió recortes y ahorros por más de 43 mil millones de euros y propuso suprimir dos días feriados.

El nuevo primer ministro parece dispuesto a olvidarse de la impopular medida de eliminar dos días festivos, sin embargo, no luce tan abierto al reclamo de la izquierda de fijar impuestos a las grandes fortunas.

Consciente de su fragilidad, pues ya fue amenazado con la censura, Lecornu prometió un cambio de método y un intercambio de criterios serio con la oposición.

En sus primeras consultas el jefe de Matignon, un fiel aliado de Macron, conversó la víspera con los partidos afines al Gobierno y con los presidentes de la Asamblea Nacional, Yaël Braun-Pivet, y del Senado, Gérard Larcher.

La Francia Insumisa anticipó su intención de buscar la censura del primer ministro, mientras que la líder de Agrupación Nacional (extrema derecha), Marine Le Pen, advirtió al mandatario que o rompe con las políticas de su predecesor, o enfrentará las consecuencias.

mpm/wmr