Kipyegon, dueña del primado universal (3:48.68 minutos), abrió su palmarés en Mundiales en Beijing 2015 con un subtítulo, superada por la etíope Genzebe Dibaba; obtuvo el oro en Londres 2017 y volvió a quedar segunda en Doha 2019, detrás de la incombustible neerlandesa Sifan Hassan.

Luego hilvanó triunfos en Eugene 2022 y Budapest 2023, en la primera cita derrotando a la etíope Gudaf Tsegay y la británica Laura Muir, y después en la capital húngara a la también etíope Diribe Welteji y la propia Hassan.

Ninguna comparecerá en la final de este martes, en el caso de Welteji debido a una suspensión provisional tras aceptar el Tribunal de Arbitraje Deportivo una cautelar solicitada por World Athletics, pues sobre la corredora pesa una investigación sobre sí se negó o no a proporcionar una muestra durante un control fuera de competición.

En el caso de Hassan, renunció a este Mundial por darle prioridad al circuito internacional de maratones, en particular el debut como “Major” de la carrera de Sídney, que conquistó con tiempo de 2:18:22 horas, cuarto triunfo en seis intentos (antes ganó Londres y Chicago en 2023, y los Juegos Olímpicos de París 2024).

Tal escenario favorece claramente a Kipyegon, quien tendrá entonces como principal oponente a su escolta olímpica en la Ciudad de la Luz, la australiana Jessica Hull, quien este año tiene como mejor marca 3:52.67 minutos, tiempo ligeramente inferior a su récord personal (3:50.83).

Tampoco podrá descuidarse de la etíope Freweyni Hailu, las estadounidense Nikki Hiltz y Sinclaire Johnson, la irlandesa Sarah Healy y la también keniana Nelly Chepchirchir, todas con habituales registros por debajo de los cuatro minutos.

Kipyegon buscará su sexta medalla consecutiva en seis finales mundiales de la distancia, un palmarés único en la prueba, que como siempre, festejará rodeada de los suyos en Bomet, localidad del Valle del Rift, tierra prolífica en grandes corredores, entre ellos Eliud Kipchoge, Joshua Cheptegei y ella misma, por qué no.

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