Dueña ya de cuatro coronas olímpicas en los 400 metros con vallas, la estrella norteamericana confirmó en la capital japonesa que su reinado no conoce fronteras ni distancias. Con una zancada impecable y un cierre demoledor, dejó sin opciones a sus rivales y sumó la que muchos llaman “la vuelta perfecta”.
La plata fue para la dominicana Marileidy Paulino (47.98), campeona olímpica en París y doble titular mundial, quien volvió a demostrar su constancia en la élite. El bronce correspondió a la bareiní Salma Eid Naser (48.19), subcampeona olímpica en París y triple ganadora de la Liga del Diamante.
A sus 26 años, Mclaughlin-Levrone continúa desafiando los límites del cuerpo humano. Considerada por especialistas como la “revolucionaria de la velocidad”, ya ostenta plusmarcas mundiales en su especialidad de 400 vallas y ahora añade un registro de campeonato en la vuelta llana. Su carrera, marcada por la precocidad —con apenas 16 años debutó en los Juegos de Río 2016—, se erige como una de las más brillantes del atletismo moderno.
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