De acuerdo con testimonios recogidos por medios locales, unidades israelíes utilizaron excavadoras para arrasar con árboles y vegetación densa en las cercanías de la línea de alto el fuego, y posteriormente impidieron a los residentes recoger los restos de leña seca, fundamentales para calefacción con la llegada del invierno.

Solo intentábamos recoger leña de los árboles que ellos mismos arrasaron, pero nos recibieron con bombas de humo, relató Abu al-Yaman, vecino de Jubata al-Khashab.

Denunció que soldados de ocupación incluso detuvieron un tractor de uso agrícola, bajo el pretexto de haber cruzado una línea militar, pese a encontrarse en territorio bajo control sirio.

Según el poblador, se trata de una política de intimidación sistemática para desalentar a la población local y limitar su acceso a recursos naturales esenciales. “No quieren que vivamos aquí, ni siquiera nos permiten protegernos del frío”, añadió.

Otro residente, Abu Amr, subrayó que el bosque constituye una de las principales fuentes de madera para la región. “La gente solía recoger leña sin miedo, pero ahora temen incluso acercarse, por la presencia constante de maquinaria y patrullas militares del lado de la ocupación”, expresó.

Los vecinos aseguran que la arrasación no fue accidental, sino parte de un plan organizado para destruir el entorno natural. Entre la vegetación afectada se incluyen especies autóctonas como robles y pinos, además de la pérdida de hábitats para la fauna silvestre de la región.

Un notable local denunció que desde hace meses los residentes enfrentan severas restricciones, con prohibiciones para pastorear o cultivar cerca de la línea de separación. La nueva prohibición de recoger leña solo añade una carga más, justo al inicio de la temporada de frío, apuntó.

Activistas ambientales de la zona advirtieron sobre el deterioro creciente de la reserva de Al-Harsh, afectada anteriormente por incendios y operaciones militares, y ahora seriamente amenazada por las excavaciones de la ocupación. No se trata solo de restricciones humanitarias, sino de un crimen ambiental en curso, alertaron.

La Administración local enfrenta serias dificultades para acceder a estas áreas o documentar las violaciones, lo que permite a las fuerzas israelíes actuar con total impunidad.

Esta escalada forma parte de una serie de acciones sistemáticas emprendidas por Tel Aviv en la zona de amortiguamiento de Quneitra en los últimos meses, incluyendo la demolición de tierras agrícolas, la expulsión de pastores y el uso de bombas de humo y proyectiles de advertencia contra la población civil.

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