El líder del partido del puño con la rosa, Olivier Faure, ratificó en las últimas horas la postura, al argumentar la concesión realizada ayer por el jefe del Gobierno en su discurso de Política General ante la Asamblea Nacional, donde anunció la suspensión hasta enero del 2028 de la reforma de la jubilación y su polémica extensión de la edad de retiro de 62 a 64 años.

Faure instó hoy a los 61 diputados de la organización a respetar las consignas de su dirección, consciente de que algunos –situados en la parte más radical del partido- se sumarán al resto de los parlamentarios de la izquierda en el intento de derribar a Lecornu.

Sin embargo, asumió que serán “más o menos” tres sus colegas socialistas los que respaldarán la censura en el hemiciclo el jueves, cuando se discutirán las mociones presentadas por Agrupación Nacional (RN) y La Francia Insumisa (LFI), fuerzas que el oficialismo considera los extremos de la derecha y la izquierda, respectivamente. Según los cálculos de analistas y la prensa, de momento el primer ministro y aliado del presidente Emmanuel Macron apunta a escapar de la censura, con una veintena de votos que faltarían en el Palacio Borbón para los 289 que conforman la mayoría absoluta requerida.

Uno de los legisladores del PS que ya anticipó su voto a favor, contradiciendo las indicaciones, es Paul Christophle, al afirmar que el país necesita un cambio de política.

Interrogado sobre cuántos correligionarios lo acompañarían, aseguró no saberlo.

Por su parte, el coordinador de LFI, Manuel Bompard, convocó a sus colegas socialistas en la Asamblea a respaldar la moción, que de prosperar, convertiría a Lecornu, redesignado por Macron el pasado viernes después de renunciar cuatro días antes, en el primer ministro más efímero de la V República, un récord que ya posee, al durar solo 27 días en el nombramiento previo.

Bompard lamentó que el PS se desmarque con su posición del resto de los partidos del Nuevo Frente Popular creado a raíz de las legislativas del año pasado, en las cuales insumisos, socialistas, comunistas y ecologistas integraron el bloque que más diputados sacó de las urnas, cerca de 200.

Asimismo, advirtió que la reforma de la jubilación no fue suprimida, solo congelada para garantizar la continuidad del Gobierno.

El otro partido enfocado en la censura, el identificado con la extrema derecha RN, reaccionó con dureza a través de sus líderes Marine Le Pen y Jordan Bardella ante el “rescate” al Gobierno, acusando al PS de venderse y de ser el salvavidas de Macron.

Faure respondió que con su postura, los socialistas representan a los millones de franceses que podrán irse antes a la jubilación, tras suspenderse la reforma gracias a sus exigencias.

En realidad, el objetivo de LFI y RN no es el primer ministro, en su punto de mira está el jefe del Estado, a quien consideran el responsable de la crisis política en Francia, traducida en la caída de tres gobiernos en 10 meses.

Esas fuerzas reclaman la disolución de la Asamblea Nacional y la celebración de legislativas anticipadas, aunque los insumisos van más allá en sus demandas, pidiendo la dimisión de Macron, cuyo segundo mandato expira en 2027, y las presidenciales.

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