El anuncio se dio a conocer aquí luego de una videollamada entre el vice primer ministro He Lifeng y el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent.
Mientras la agencia de noticias Xinhua confirmaba la noticia, Bessent publicaba por su parte: «Nos reuniremos en persona la próxima semana para continuar nuestras conversaciones».
Las relaciones comerciales entre China y Estados Unidos entraron en una nueva fase de tensión tras la decisión de Beijing de reforzar los controles a la exportación de minerales estratégicos, lo que desencadenó la furia de Washington.
Luego de meses de tregua comercial y conversaciones bilaterales, la escalada comenzó con la publicación por parte del Ministerio de Comercio de China de nuevas regulaciones a exportaciones de elementos críticos que pueden utilizarse en la fabricación de semiconductores, baterías de vehículos eléctricos, turbinas eólicas y sistemas de defensa avanzados, por citar ejemplos.
El trasfondo de estas tensiones es la abrumadora posición china en un sector crítico ya que datos oficiales confirman que el país es responsable del 70 por ciento de la extracción mundial de tierras raras, elementos indispensables para la industria tecnológica y de defensa.
La semana pasada el presidente estadounidense Donald Trump amenazó con cancelar el encuentro previsto con su homólogo chino, Xi Jinping, y elevar un 100 por ciento los aranceles a los productos chinos,.
Beijing denunció estas acciones como un “doble rasero” y recordó que Estados Unidos ha abusado del concepto de seguridad nacional para imponer controles unilaterales y discriminatorios sobre semiconductores y otros bienes chinos.
En este contexto, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Lin Jian, reiteró que “la posición de China ha sido clara y coherente”, y criticó que “Estados Unidos, mientras dice querer dialogar, amenaza con altos aranceles y nuevas restricciones”.
“No queremos una guerra comercial, pero tampoco la tememos”, reiteró el portavoz de la Cancillería.
Además China anunció la imposición de una tasa especial portuaria a embarcaciones estadounidenses en respuesta a las nuevas tarifas impuestas por el país norteño a buques chinos, derivadas de la investigación 301 sobre los sectores marítimo, logístico y de construcción naval.
Luego del hundimiento de las bolsas por la reciente escalada de tensiones, Trump retomó un discurso más conciliador: «Estados Unidos quiere ayudar a China, no lastimarla», escribió en su red Truth Social.
Aunque la parte china aún no lo ha confirmado, Washington ya anunció una reunión entre los dos mandatarios durante el Foro de Cooperación Asia-Pacífico (APEC) en Corea del Sur, a finales de este mes.
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