En la pista central del Paris La Défense Arena, el duelo fue un concierto de intensidad: el “Demonio de Tasmania” golpeó primero en un desempate frenético, pero el kazajo respondió con un tenis de fuego, de esos que nacen de la inconformidad y la fe. Cada saque de Búblik era una lanza; cada punto, un manifiesto.

Con 16 servicios directos, una efectividad del 63 por ciento con su primer saque y dos quiebres convertidos de cinco posibles, el número 16 del ranking mundial impuso su sello ante un rival que lo había derrotado tres veces en cuatro enfrentamientos.

Hoy, sin embargo, el kazajo de 28 años se negó a repetir la historia. Búblik, que ya suma ocho títulos ATP —cuatro de ellos este mismo año en Halle, Gstaad, Kitzbühel y Hangzhou—, venía de eliminar en octavos al estadounidense Taylor Fritz, cuarta raqueta del mundo. Su tenis irreverente, mezcla de talento y osadía, volvió a abrirse paso entre los gigantes.

De Miñaur, sexto del escalafón y eterno guerrero nacido en Sídney, se despide tras un curso notable que incluyó el título en Washington y presencia en cuartos de todos los Grand Slam.

El kazajo se medirá ahora al canadiense Felix Auger-Aliassime, vencedor este viernes del monegasco Valentín Vacherot por 6-2 y 6-2, en busca de una final que ya huele a leyenda. oda /blc