La resolución, según publicó la agencia oficial siria SANA, obtuvo el respaldo de 14 de los 15 miembros del Consejo, mientras que China se abstuvo de votar sin ejercer su derecho de veto.

El texto, aprobado en virtud del Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas, reafirma el firme compromiso del Consejo con el respeto a la soberanía, independencia, integridad territorial y unidad nacional de Siria, así como su apoyo continuo al pueblo sirio.

Asimismo, expresa la determinación del organismo de promover la reconstrucción, la estabilidad y el desarrollo económico a largo plazo en el país árabe.

El documento acoge con beneplácito los compromisos asumidos por el gobierno sirio para facilitar el acceso humanitario y combatir el terrorismo, al tiempo que insta a Damasco a tomar medidas decisivas para abordar la situación de los combatientes extranjeros, proteger los derechos humanos, combatir el narcotráfico, promover la justicia transicional, eliminar las armas químicas restantes e impulsar un proceso político inclusivo.

La resolución fue presentada días antes de la visita prevista del presidente Al-Shara a la Casa Blanca, donde se reunirá con el mandatario estadounidense Donald Trump, en lo que constituirá la primera visita de un jefe de Estado sirio a Washington en más de ocho décadas.

El representante permanente de Beijing ante la ONU, Fu Jun, explicó que el texto “no se ajusta plenamente a los principios que China considera esenciales para garantizar la estabilidad en Siria y combatir el terrorismo”.

El planteamiento de China respecto a las sanciones ha sido claro desde el principio: cualquier modificación debe tener en cuenta la situación de seguridad, los esfuerzos antiterroristas y las posibles implicaciones derivadas de tales cambios, afirmó el diplomático.

Fu Jun lamentó que, a pesar de la participación activa de su país en las consultas y de las propuestas constructivas presentadas, el patrocinador de la resolución presionara para llevarla a votación pese a las importantes discrepancias entre los miembros, basándose en una agenda política particular.

A su vez, el delegado de Siria ante las Naciones Unidas, Ibrahim Alabi, acogió con satisfacción la decisión del Consejo de Seguridad y la calificó como “una muestra de la creciente confianza en la nueva Siria”.

En su intervención ante el Consejo, Alabi afirmó que “la nueva Siria aspira a ser un Estado de paz y colaboración, no un escenario de conflictos y ajustes de cuentas”.

Añadió que el país “quiere convertirse en una plataforma para el desarrollo y la prosperidad, tendiendo la mano a todos los países del mundo en busca de alianzas y éxitos compartidos”.

En su reacción, el Ministerio de Asuntos Exteriores sirio emitió un comunicado en el que celebró la resolución y la consideró como “la primera adoptada por consenso desde diciembre pasado”, y subrayó que refleja “la postura internacional unificada en apoyo de la estabilidad, la integridad territorial y la soberanía de Siria”.

El texto destacó además el compromiso de trabajar junto a la comunidad internacional para alcanzar las aspiraciones del pueblo sirio de paz, desarrollo, reconstrucción y consolidación de una nueva nación.

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